La parte más elevada del Baluarte del Redín acoge el Mesón del Caballo Blanco, un lugar muy recomendable tanto por su ubicación y entorno como por su interior.
Mucho cuidado con evocar tiempos pasados que el edificio no es antiguo sino construido en 1960 en estilo historicista conforme al proyecto de José Yárnoz. El efecto está logrado y en realidad su ventana ojival y su bóveda de cañón son medievales, ya que se trajeron del palacio medieval de Aguerre, que ubicó la conocida taberna del “Chacolí de Culancho” (o culo ancho), derribada en 1958 para construir el hotel Maisonnave.
Otro antecedente histórico es su denominación, pues existió una taberna del Caballo Blanco en la rúa Mayor de los Cambios (actual calle Mayor), y de hecho en 1377 “fue ahorcado Francés Cathelán por haber robado a varios huéspedes de la casa del Caballo Blanco”.
En su patio y rodeado de las terrazas del Mesón se halla la Cruz del Mentidero (del año 1500), antigua picota de la Navarrería, que conserva los hierros oxidados y las argollas que sujetaban a los condenados. Igualmente en su fachada luce un escudo de la ciudad de Pamplona que perteneció al antiguo matadero municipal ubicado junto al puente de Curtidores.
Por último queremos referirnos al edificio bajo de enfrente, se trata de la caseta de los Cordeleros, en la que a buen seguro se habrán encaramado unos cuantos niños. Los cordeleros realizaban sogas y cordeles trabajando la rueda y el cáñamo, y compusieron una estampa típica de Pamplona. Allí estuvieron hasta 1968 cuando se jubiló el último de ellos: Juan Ángel Elizari.