El Bahía (García Castañón 3) es un local renovado que ha respetado al máximo el moderno interiorismo que el arquitecto Fernando Redón creó en los años 50 en un edificio de Victor Eusa. Aire moderno también para una carta con eclécticas propuestas urbanas e interesante selección de vinos. Programación de conciertos de jazz en el comedor del sótano, un lujo que se puede acompañar con una cena o simplemente una bebida de la magnífica carta de combinados y licores.
Junto a la Plaza de la Cruz, se encuentra La Servicial Vinícola (Navarro Villoslada 11) conocida por todo el mundo como La Servi. Toda una institución, donde la frase “comida de siempre” adquiere pleno sentido. Su aspecto permanece inalterado desde 1965 cuando Goyo Lacunza (que aún sigue ahí con sus hijos Robert y Hugo) adquirió el local. El mobiliario de madera es exactamente el mismo que fabricó Goyo hace cincuenta años con sus propias manos, pues su oficio era el de carpintero. Y el local conserva ese aire de bodega que le viene de antiguo, pues era un despacho de vinos (de ahí su nombre), y no fue hasta los años ochenta cuando empezaron a dar comidas. Pese a su solera os advertimos que manejan tecnología punta, como así avisa un cartel: “Banderillas controladas por radar”. Recomendamos su ensalada de puerros, pero si buscáis deconstrucciones o espumas, mejor absteneos.
El San Ignacio (Avda. San Ignacio 4). Con una historia de más de ochenta años, encarna a la perfección el concepto de las antiguas casas de comidas de cocina tradicional que se localizaban en los pisos de los edificios de viviendas. Una buena mesa con trato cercano, que forma parte de la historia de la gastronomía de esta ciudad. Un valor seguro para practicar el comensalismo.
El Colmado (Iturralde y Suit 24). Este bar restaurante ofrece en su barra y en su cocina la misma elegancia austera y
serena de estilo informal que su cálida y acogedora arquitectura interior. Espacios diferentes para degustar una carta diversa y propuestas innovadoras en la barra. Dispone de brasa. Iniciador de una renovación hostelera en el ensanche, se ha convertido en un fijo que hay que revisitar.
La Barra del Goloso (Aoiz 12). El Ensanche se está transformando en la segunda opción del ocio en la ciudad, siendo capaz de atraer a un público variopinto que acaba en el Goloso. Desde su inauguración en 2010, este bar de moderno interiorismo y estudiada iluminación ha seducido no solo por su barra, una de las más atractivas de la ciudad, sino por su gastronomía basada en especialidades a la parrilla en el primer horno Jasper instalado
en Pamplona. Destacan también las especialidades peruanas del chef. Después de una larga trayectoria profesional, Bernardo ha conseguido poner en marcha un proyecto personal de futuro. Probad el pisco sour, impactante bebedizo.
Moka (Tafalla 16). El gastrobar Moka es un local de referencia para todos los gustos, que ha conservado y actualizado con acierto un divertido aire sesentero. Pinchos al momento, fritos diversos, tortillas de patatas individuales, raciones, y tres menús diferentes completan una extensa oferta. La cocina tradicional se ha puesto al día y responde a la demanda más moderna de la denominada casual food. Lejos quedan los tiempos en que acudían las cuadrillas a comer las ancas de rana que se conservaban vivas en un pozo del sótano.
No te vayas de la barra (San Ignacio 8). Su nombre parodia el mítico pasodoble con aire de jota que grabó y popularizó Marifé de Triana en 1967, aunque su origen se debe a los hermanos Anoz, que encargaron un tema al maestro Rafael Jaén para hermanar Navarra con Andalucía. Lo extraño es que nadie antes hubiera bautizado así un bar. Pero a lo que íbamos: el local acaba de abrir sus puertas y fogones para especializarse en desayunos tipo brunch, aperitivos y una abundancia espléndida de tipos de vermús.
Darlalata (Navarro Villoslada 14). Nuevo local especializado en el aperitivo. Carta con más de 126 referencias de vermú para dar gusto a cada paladar. Además, tapas frías a base de chacinerías, patatas fritas, variedad de aceitunas y una extensa carta de conservas gourmet con las mejores referencias. Decoración vintage para una local que da respuesta a las nuevas tendencias.
Hawai (Navarro Villoslada 11). Hace poco que Paloma y Jesús llegaron para abrir una nueva etapa en el Hawai. Autodidactas y sin experiencia hostelera, trasladaron las recetas de su casa al bar. Ahora todo el mundo puede disfrutar de su cocina sencilla y honesta, las cazuelicas, los pimientos, el famoso carpaccio de manitas ligeramente especiadas, la ensaladilla y su tortilla de patatas al momento. Decides de cuantos huevos quieres la tortilla y ellos hacen el resto. Aparece generosa de patata, cortada fina y confitada hasta tostarse, como la cebolla, que aporta su dulzor característico. Una tortilla que se presenta doblada y que recuerda otra famosísima que se puede degustar en el Casino de Lesaka. Para sentirte como en casa.
La Navarra (Calle Amaya, 10) ofrece en su barra la que seguramente será la tortilla de patatas más famosa de la ciudad. Una reputación ganada a lo largo de dos generaciones de elaboración de una receta inalterable. Es una tortilla sencilla, de patata cortada en cuadraditos, que no tiene nada de especial, pero que está especialmente buena. ¿Qué más se puede pedir?
Savoy (Francisco Bergamín 27). Un clásico imperecedero de gusto afrancesado, con el ambiente de siempre y clientela fija. Especializado en fondues, tablas de patés y quesos combinados con una carta de vinos seleccionados. En la barra también se pueden degustar tostadas. Si adoráis el queso es vuestro templo.
Casa Manolo (García Castañón 12). Su cocina tradicional apuesta por las buenas materias primas, destacando los productos de la tierra. El menú del día es una opción muy interesante. Perfecto si os gusta la comida de siempre y a la manera de siempre.
La Modelo (Aoiz 10). Un antiguo taller de lavado y engrase recién transformado en cervecería. Rubén ha creado un
espacio ecléctico al cambiar la tradición familiar de comerciar con vino para hacerlo con cerveza sin renunciar a la calidad y personalidad de la pequeña producción cervecera “de garaje”. Nueve grifos con estilos y marcas diferentes, y una gran variedad de botellas que requiere de visitas continuadas. Se pueden degustar tablas y tostadas. Para gente con buena pinta.
Alsafir (Castillo de Maya 39). Especialidad en cocina árabe. Los jueves durante la cena ofrecen un espectáculo de danza del vientre.
Koku (Avenida Zaragoza 5). En el primer piso del hotel Avenida se encuentra este restaurante de decoración sencilla que encierra una estupenda cocina tradicional japonesa. Aquí se ofrecen sushis, makis, nigiris y gyzoyas con
productos de calidad y una estupenda relación calidad precio.
Burguerheim (Amaya 28). Local espacioso, con una diversidad de carnes y mezclas bautizadas con nombres de pintores. También puedes diseñar la tuya propia. La carta se completa con platos de típica cocina americana entre los que destaca la tarta de queso. Ambiente universitario.
Bambaluna (Navas de Tolosa 19). Destaca por su producto de calidad y la variedad de sus burguers. Entre las catorce posibilidades se incluyen falafel vegetariano, atún y salmón. En el resto de la carta destaca el tataki de atún. Restaurante para todos los públicos.
La Mudita (Avenida de Roncesvalles 11). Un moderno local de mesas corridas que propone diez tipos de hamburguesa, jugosa carne hecha en horno con ligeras notas ahumadas y cuatro tipos de panes. También ofrecen una hamburguesa vegana y otra de atún. Una atractiva carta de cervezas y vinos completan la oferta.
Niza (Duque de Ahumada 2). En un local del Teatro Gayarre se localiza este café de aire cosmopolita en el que se puede estar todo el día escogiendo entre las numerosas cartas que dispone. Se puede empezar desde primera hora del día por los cafés y desayunos, pasando por el aperitivo, con una generosa barra de pinchos, un menú o medio menú del día y una extensa variedad de ginebras en busca del gintonic perfecto para acabar bailando. Si os apetece podéis celebrar fiestas privadas en su exclusivo ambigú. Un sitio para quedar y para quedarse.
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