Por la calle Estafeta corren los toros solo ocho días al año, pero los restantes 357 también se producen codazos y luchas enconadas para lograr el mejor espacio ante las barras de sus numerosos bares.
En el Bodegón Sarría (Estafeta 50), su renovado local sigue colgando jamones sobre la barra, y está especializado en raciones y bocadillos de ibéricos.
El Zanpa (Estafeta 48) en poco tiempo se ha convertido en un sitio de referencia gracias a su atractiva carta de raciones y picoteo, con cocina de mercado, informal y de calidad.
El Fitero (Estafeta 58) lleva tres generaciones ocupando una de las esquinas del tramo final de la calle, y es una parada clásica si buscas pintxos de autor con los mejores productos de la tierra.
La Cocina de Álex Múgica (Estafeta 24): al bar del histórico Gran Hotel La Perla se accede desde la calle Estafeta, donde Álex, cocinero con larga trayectoria, no deja de crear pinchos originales de profunda raíz navarra y coleccionar premios en todo tipo de concursos. Un local agradable donde probar la mejor cocina en miniatura. Las anchoas con centollo o txangurro, en lata o en bocadillo y el markalao están entre nuestros favoritos.
Cocotte (Estafeta 81). Martín, Santos y Santi son tres conocidos profesionales que se han unido para un proyecto diferente que consiste en recuperar las cazuelas de la cocina de siempre. En su propuesta los pucheros han dejado paso a las cocottes que cuecen lentamente y que podréis ver a través del cristal de la cocina a modo de castizo
showcooking. Un homenaje a la cocina de la abuela y al producto de la tierra, así como una propuesta novedosa muy afrancesada.
Txirrintxa (Estafeta 87). En la esquina de la mítica Estafeta se encuentra este local versátil, con imagen de tasca tradicional. Producen su propia cerveza, La Vasconia, y además podéis degustar otras referencias de microcerveceras artesanas navarras. Su gastronomía se completa con algunos platos de cocina navarra.
Europa. Otra familia emblemática en la gastronomía pamplonesa son los Idoate. En este caso, los hermanos Juan Mari, Pilar y Mª Carmen se reparten las labores en un restaurante que cuida cada detalle y hace que el comensal se sienta como un marajá. Cocina en evolución, aunque respetando las raíces, servicio de sala estupendo y relaciones públicas esmeradas. Para amantes de lo clásico. Si vas, que se sepa.
El Gaucho (Espoz y Mina 7). Alicia, Pruden y Roberto han moldeado un destino obligado de la cocina en miniatura de Pamplona. Trabajadores incansables en la transformación, no solo de la gastronomía de la ciudad sino del barrio, disfrutan de un merecido premio a toda su trayectoria. Recetas actualizadas y elaboradas como la anguila ahumada con tomate en texturas, el huevo escalfado con trufa o el foie, destacan entre sus más de 50 propuestas. Siempre lleno, en su cocina sacan humo hasta las thermomix. Imprescindible.
Ábaco (Juan de Labri 19). El restaurante que los hermanos Jesús y Luis Iñigo crearon en Huarte se ha mudado al lugar ocupado durante décadas por un histórico en la ciudad: el Hartza. En este renovado espacio continúa en solitario Jesús, cocinero con una sólida formación y una clientela fiel a una cocina de vanguardia adaptada y creativa. Ganador de numerosos concursos de pintxos, Ábaco ha llegado a Pamplona para quedarse entre los grandes. La
esponja de antxoa es un aperitivo fijo en su carta. Para comidistas.
Casa Jesus Mari (San Agustín 21). Buena oferta de ensaladas, sándwiches, tostadas, patatas y sobre todo magníficos bocatas, los más reputados de la ciudad. Una extensa carta de productos para elegir un bocadillo al gusto, que sale calentito gracias al paso final por plancha.
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